The best hommage for the best one: Fischer-Dieskau by Appl

Today, November 13, 2025, the Palau de la Música Catalana paid a profound tribute to one of the greatest baritones of all time: Dietrich Fischer-Dieskau. His most worthy heir, Benjamin Appl, wove together an extraordinary program of carefully chosen pieces to illustrate the life of the great singer and multifaceted artist, as Appl himself demonstrated.

Appl was accompanied by the South African-born pianist, James Baillieu. Bailieu is not a pianist, he is God. His hands don't touch the piano, as a piano teacher once said: the piano is touched by the cat when it walks over it. And Bailieu, with hands of ivory, touches the clouds of music, and even before his fingers have touched the keys, the first sound is already sublime, and nothing is ever the same again. His tempi, his diminuendi, his modulations, his touch, his phrasing, his mastery of the pedal: everything is Glory.

Through a meticulously chosen program, the baritone unfolded the life of Fischer-Dieskau. When Bailieu first touched the keys, all fell silent, but with Appl's first note, we were transported to the celestial realm of Lieder. Appl's vocal range is extraordinary, modulating from the deepest, most guttural notes to the most delicate high notes. His pianissimi with quasi a boca chiusa are equally remarkable. There were moving moments, such as when he sang Schubert's Am Bach im Frühling or Brahms's Wie bist du meine Königin, but above all, with Schubert's legendary Der Lindenbaum. This last piece made it clear for the rest of the evening that they weren't there to sing or play the piano, but to make real music. Appl and Bailieu's interpretation, for example in Lindenbaum, transcends the superfluous and penetrates directly to the deepest nook of our skin, raising goosebumps and bringing tears to one's eyes. Also with Tchaikovsky's Nur wer die Sehnsucht kennt and Eduard Künneke's vibrant and devastating piece, Appl proved to be a true god of singing. The same occurred with An die Musik and in the encore, Schubert's Die Forelle. We have heard this last piece many times as an encore in Lieder concerts, but performed by Bailieu and Appl, it is another world entirely. The ripples of the river where the trout leaps, could be heard perfectly and very subtly on the piano as Bailieu's ivory fingers ran across it, just as Appl's voice rode those ripples like a fish in water. It is here that the difference is evident; it is here that it becomes clear that Fischer-Dieskau bequeathed his entire vocal legacy to the voice of Benjamin Appl. Appl is the new king of Lieder.

Dr. Eloi de Tera

Hoy, 13 de noviembre de 2025, el Palau de la Música Catalana ha rendido un profundo homenaje a uno de los más grandes barítonos de todos los tiempos: Dietrich Fischer-Dieskau. Su más digno heredero, Benjamin Appl trenzó un programa extraordinario con piezas muy escogidas para ilustrar la vida del gran cantante y artista polifacético, como Appl se encargó de enseñar.

Appl llegó acompañado por el pianista, nacido en Sudáfrica, James Baillieu. Bailieu no es un pianista, es Dios. Sus manos no tocan el piano, como decía una profesora de piano: el piano lo toca el gato cuando pasa por encima. Y Bailieu, con manos de marfil, toca las nubes de la música y, aun cuando sus dedos ni han tocado las teclas, el primer sonido es ya sublime y ya nada es igual. Sus tempi, sus diminuendos, su fraseo, sus modulaciones, la pulsación, el dominio del pedal: todo es Gloria.

Mediante un programa muy bien elegido, el barítono fue desgranando la vida de Fischer-Dieskau. Cuando Bailieu puso el primer dedo en las teclas todo enmudeció, pero al entonar la primera nota Appl nos trasladamos al templo celestial del Lieder. El registro vocal de Appl es extraordinario y modula desde lo más grave y gutural hasta unos agudos delicadisimos. Sus pianissimi a boca quasi chiusa son extraordinarios también. Hubo momentos emocionantes como cuando cantó Am Bach im Frühling de Schubert o Wie bist du meine Königin de Brahms, pero sobre todo con el mítico Der Lindenbaum de Schubert. Este último fue el momento en el que ya quedó patente para el resto de la noche que no venían ni a cantar ni a tocar el piano, sino a hacer música de verdad. La interpretación de Appl y Bailieu, por ejemplo en Lindenbaum, trasciende lo superfluo y penetra directamente en la piel hasta conseguir erizarla y que salten las lágrimas. También con Nur wer die Sehnsucht kennt de Txaikovski y la pieza vibrante y demoledora de Eduard Künneke, Appl resultó ser un auténtico Dios del canto. Asimismo pasó con An die Musik o en el bis Die Forelle de Schubert. Esta última pieza la habremos oído muchas veces como bis en conciertos de Lieder, pero interpretado por Bailieu y Appl es otro mundo sideral. Las olas del río donde salta la trucha se podían oír perfectamente y de forma muy sutil en el piano al pasar Bailieu sus dedos de marfil sobre él, así como la voz de Appl surcaba esas olas como pez en el agua. Es aquí donde se ve la diferencia, es aquí donde queda claro que Fischer-Dieskau dejó toda su herencia vocal en la voz de Benjamin Appl. Appl es el nuevo rey del Lieder.

Dr. Eloi de Tera