Mozarteum and Pinnock in Barcelona
- Maria José Fernández Biel
- 20 nov
- 3 Min. de lectura
El pasado 17 de noviembre en el Auditorio de Barcelona, dentro de la 42 temporada
de Ibercamera, la Orquesta Mozarteum Salzburg con Trevor Pinnock en la
dirección y Julia Hagen como solista, nos ofrecieron un programa integrado por la
Obertura “La Flauta Mágica” de Mozart, el Concierto para violoncelo en si menor Op
104 de A. Dvořák y la Sinfonía nº 5 en do menor de Beethoven.
El concierto podemos decir que se inició tímidamente para ir creciendo en intensidad,
la Obertura de La Flauta Mágica sonó correctamente, pero algo fría, con el Concierto
de Violoncelo de Dvorak, la intensidad aumentó, la solista Julia Hagen mostró un gran
dominio del instrumento, con una técnica brillante y una bella sonoridad, con una
interpretación llena de poesía, quizás debemos señalar que en algunos momentos
faltó una mayor comunión con la orquesta, no a causa de ella ya que es habitual que
ocurra en los conciertos para solista y orquesta, probablemente por falta de ensayos.
Aun así, la versión del difícil concierto de Dvorak estuvo a un gran alto nivel. En
agradecimiento a la respuesta del público, Hagen junto al primer violoncelo de la
orquesta Marcus Pouget interpretaron Primer minueto en Re Mayor de los Cuatro
duetos para violoncelo, Hob X: 11 de Haydn
En la segunda parte el concierto alcanzó su punto álgido con la 5ª sinfonía
Beethoveniana, en ella tanto la orquesta como el director mostraron todo su potencial,
al servicio de la obra, ofreciendo una versión viva, poderosa y emocionante en la que
se lucieron todos los integrantes de la orquesta. En respuesta a la aclamación de la
sala, cerraron la velada con el Intermezzo de Rosamunde de Franz Schubert, que
desarrollaron con una gran contención, delicadeza y sensibilidad.
Maria José Fernández Biel

On 17 November, at the Barcelona Auditorium, as part of Ibercamera's 42nd season,
the Mozarteum Salzburg Orchestra, conducted by Trevor Pinnock and with Julia Hagen
as soloist, presented a programme consisting of Mozart's Overture to The Magic Flute,
Dvořák's Cello Concerto in B minor, Op. 104, and Beethoven's Symphony No. 5 in C
minor.
The concert began timidly but grew in intensity. The Overture to The Magic Flute
sounded fine, but somewhat cold. With Dvorak's Cello Concerto, the intensity
increased, and soloist Julia Hagen showed great mastery of her instrument, with
brilliant technique and beautiful tone, in a performance full of poetry. Perhaps we
should point out that at times there was a lack of communion with the orchestra, not
because of her, as this is common in concerts for soloist and orchestra, but probably
due to a lack of rehearsals. Even so, the performance of Dvorak's difficult concerto was
of a very high standard. In gratitude for the audience's response, Hagen and the
orchestra's principal cellist Marcus Pouget performed Haydn's First Minuet in D major
from the Four Duets for Cello, Hob X: 11.
In the second half, the concert reached its climax with Beethoven's Fifth Symphony, in
which both the orchestra and the conductor showed their full potential, serving the work
and offering a lively, powerful and exciting version in which all the members of the
orchestra shone. In response to the audience's acclaim, they closed the evening with
Franz Schubert's Intermezzo from Rosamunde, which they performed with great
restraint, delicacy and sensitivity.
Maria José Fernández Biel




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