La Scala opens with forceful blow

Lady Macbeth of Mtsenk, Dimitri Shostakovich

Teatro alla Sclaa, Milano

13th. December 2025

Teatro alla Scala opens its season with a russian tour de force, the arrival of a monumental work, Dmitri Shostakovich's Леди Макбет Мценского уезда (Lady Macbeth of Mtsensk). It is a colossal piece of music, a sonic assault, an extraordinary storm, a manifest of modernity, and an orchestral and vocal revolution. It is so magnificent that Stalin was not at all pleased with it. La Scala starts strong with this work, under the direction of Vasily Barkhatov. The russian director chooses to recreate Leskov's seminal work, filtered through Shostakovich's lens, bringing it into a more acidic, sharp and aggressive contemporary context. Its staging, with its marvelous Art Nouveau set design by Zinovy ​​Margolin, is overwhelming, brutal, shocking, and leaves no one indifferent. But then again, neither Leskov nor Shostakovich left anyone indifferent. Barkhatov's interpretation, with its great dramatic energy and use of scenes worthy of a Hollywood thriller, such as the finale with the suicides by self-immolation, is actually philological and conscious, and it dignifies the piece. The aesthetic of the Art Nouveau restaurant, with its exquisitely beautiful lamps, is captivating. The lighting by Alexander Sivaev and the meticulous and appropriate costumes by Olga Shaishmelashvili are also noteworthy.

Musically, the great Maestro Riccardo Chailly arrived with absolute energy and determination to lead the La Scala orchestra, but during the second recital, he had to leave the performance halfway through due to feeling unwell. Fortunately, Chailly is a musical titan, and this Saturday, December 13th, he returned to the podium after his illness and made Shostakovich sound better than ever. Even now, the lightning-fast rhythms of the Russian composer's music echo through the streets of Milan. Chailly knows how to make a piece like this shine, ensuring that all the colors of Shostakovich's meticulous orchestration resonate with excellence, and the acoustics of La Scala amplify the perfection of the orchestral sound. Chailly also conducted the enormous and varied vocal cast with stellar skill.

Sara Jakubiak is currently one of the most respected and accomplished Lady Macbeths. Her voice, her meticulousness and perfect pitch, her dramatic intensity, and her diaphragmatic control give her Lady Macbeth an incomparable quality. Her performance at La Scala, which received a long and enthusiastic ovation, bordered on the sublime.

Boris Izmaylov was portrayed by Alexander Roslavets, who proved to be one of the most surprising and beautiful vocal discoveries of the evening. His Boris is commanding, robust, and full of profound power. Zinovy ​​Izmaylov was embodied by Yevgeny Akimov, a warm yet electrifying tenor, just as Zinovy ​​should be. Akimov was precise and leonine. Najmiddin Mavlyanov, as Sergey, was on par with the rest of the singers and very excellent. Also noteworthy were the remarkable voices of Alexander Kravets, Chao Liu, Valery Gilmanov, Jiří Rajniš, and Ivan Shcherbatykh.

Two of the most brilliant voices in the rest of the cast were Elena Maximova's excellent and warm Sonnetka and Oleg Budaratskiy's policeman. The Scala chorus in the last act truly moved us with their precise and passionately delicate reading of the final choruses, which concluded with an endless ovation for the great Chailly.

Dr. Eloi de Tera

El Teatro alla Scala abre su temporada con un tour de force ruso, el desembarque de una obra monumental, Леди Макбет Мценского уезда (Lady Macbeth de Mtsensk) de Dmitri Shostakovich. Se trata de una pieza colosal de la música de todos los tiempos, un golpe en los tímpanos, una tormenta sonora extraordinaria, un manifiesto de la modernidad y una revolución orquestal y vocal. Es tan magnífica que no gustó para nada a Stalin. La Scala empieza fuerte con esta obra y lo hace de la mano de Vasily Barkhatov en la dirección de escena. El director ruso elige recrear la pieza fundamental de Leskov, pasada por el filtro de Shostakovich, llevándola a una actualidad más ácida, afilada y agresiva. Su puesta en escena, con maravilloso decorado Art Noveau a mano de Zinovy Margolin, es arrolladora, brutal, chocante y que no deja a nadie indiferente. Pero es que ni Leskov ni Shostakovihc dejaron a nadie indiferente. La interpretación de Barkhatov, con gran energía dramática, recurriendo a escenas dignas de thriller de Hollywood como el final con los suicidios a lo bonzo, es en realidad filológica y consciente y dignifica la pieza. La estética del restaurante Art Noveau con lámparas de cuidada belleza, resulta atrayente. Cabe destacar las iluminaciones de Alexander Sivaev y el vestuario cuidado y adecuado de Olga Shaishmelashvili.

Musicalmente, el gran Maestro Riccardo Chailly llegó con absoluta energía y tesón para encabezar a la orquesta de la Scala y en la segunda recita tuvo que abandonar la representación a la mitad al no sentirse bien. Por suerte, Chailly es un titán musical y este sábado día 13 de diciembre volvió a subir al podio después de su indisposición y hizo sonar a Shostakovich como nunca, aun por las calles de Milán resuenan los compases a velocidad de relámpago del compositor ruso. Chailly sabe como hacer relucir una pieza como esta y que todos los colores de la meticulosa orquestación de Shostakovich suenen con excelencia y además la acústica de la Scala amplifica la perfección del sonido orquestal. Chailly además dirigió de forma galáctica al enorme y variado cast vocal.

Sara Jakubiak es hoy en día una de las Lady Macbeth más respetadas y perfectas. Su voz, su meticulosidad y afinación perfecta, el dramatismo y el control de diafragma, le confieren a su Lady Macbeth un cáliz incomparable. Su interpretación en la Scala, largamente ovacionada, llega a rozar lo sublime.

Boris Izmaylov fue interpretado por un Alexander Roslavets que resultó ser uno de los descubrimientos vocales más sorprendentes y bonitos de la noche. Su Boris es aplastante, robusto y lleno de una fuerza profunda. Zinovy Izmaylov lo encarnó Yevgeny Akimov, un tenor cálido y a la vez electrizante como Zinovy debe ser. Akimov estuvo preciso y leonino. Najmiddin Mavlyanov en la piel de Sergey resultó al nivel del resto de cantantes y muy excelente. Cabe también remarcar las notorias voces de Alexander Kravets, Chao Liu, Valery Gilmanov, Jirí Rajniš y Ivan Shcherbatykh.

Dos de las más brillantes voces del resto del elenco fueron la excelente y cálida Sonnetka de Elena Maximova y el polícia de Oleg Budaratskiy. El coro de la Scala en el último acto emocionó de verda con su lectura precisa y apasionadamente delicada de los coros finales con los que todo concluyó en una ovación interminable al grande Chailly.

Dr. Eloi de Tera